GEOPATÍAS
RADIESTESIA

 

Derivada de los vocablos  GEO (Tierra) y PATHOS (enfermedad, sufrimiento) la palabra geopatía se utiliza para denominar aquellos lugares,  en los que tras  largas permanencias sobre los mismos, pueden contribuir a la evolución degenerativa de una enfermedad e incluso a ser la causa directa de la misma. 

 

Las zonas que registran radiaciones en cantidades nocivas para el ser humano se denominan geopatías, o zonas geopatógenas. En numerosas ocasiones permanecer en zonas alteradas teluricamente muchas horas al día (cama, mesa de trabajo, etc.) es el origen de numerosas patologías, tanto físicas como psicológicas.

 

No es necesario esperar a que surja la enfermedad para comprobar los efectos que tienen las zonas geopatógenas en nuestro organismo. Basta con situar a una persona durante unos minutos en una zona alterada y comprobar que sus defensas han bajado. Podemos utilizar técnicas como la kinesiología, aparatos como el Sonotest que mide el biocampo (radiación del cuerpo etérico de una persona) o el galvanómetro que miden la resistividad eléctrica de la piel (en ohmios). Verificaremos que los músculos pierden fuerza, el aura se contrae y la resistencia cutánea disminuye. Con aparatos más sofisticados se puede comprobar que la exposición a lugares vibratoriamente bajos produce un cortocircuito en el cerebro.

 

Métodos caseros para detectar geopatías:

 

- Colocar 2 trozos de tuberías de cobre, uno en una zona alterada y otro en una zona neutra. Comprobaremos que el situado en la zona alterada se oxida en poco tiempo.

 

- Colocar dos platitos con agua en la que se ha disuelto sal hasta saturación, uno en una zona alterada y otro en una zona neutra. Cuando tras unos días el agua se evapore, la sal del platito colocado en la zona alterada formará en gruesos cristales de estructuras sin ninguna armonía. Sin embargo, el situado en zona neutra formará cristales más pequeños repartidos uniformemente y de estructura armónica.

 

Las radiaciones que podemos encontrar en un punto geopático pertenecen todas al espectro no visible de la luz: rayos cósmicos, rayos gamma, rayos X, rayos infrarrojos, rayos ultravioletas y partículas alfa y beta. Estas radiaciones crean en su vertical una gran cantidad de iones positivos, que descompensan aún más el equilibrio iónico del aire que respiramos.

 

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Hay que tener en cuenta que estas radiaciones, tanto en cantidad como en composición, varían según el tipo de geopatía. Son cantidades muy pequeñas, casi indetectables, pero suficientes como para alterar nuestra salud si permanecemos mucho tiempo sobre ellas. Afectan principalmente al sistema nervioso, endocrino y hormonal.

La célula actúa como un circuito electrónico resonante que se ve afectado por las frecuencias electromagnéticas naturales y artificiales. El ambiente con ionización altamente positiva que producen las radiaciones electromagnéticas favorecen la aparición de radicales libres que dañan la membrana celular.

 

No debemos pensar que estas redes telúricas se encuentran en la naturaleza para dificultarnos la existencia. Posiblemente sin ellas no habría insectos, y puede que sin insectos no hubiese vida. Es más dañino la acción del hombre con la falta de respeto a la naturaleza, que las propias radiaciones telúricas, horadamos montañas, desviamos cauces, realizamos infinidad de vertidos tóxicos en ríos, desforestamos bosques enteros, contaminamos el terreno con pesticidas, contaminamos el aire

químicamente y con radiaciones nocivas para la salud humana, construimos en torrenteras, destruimos la capa de ozono, etc.; simplemente debemos ser respetuosos con la naturaleza, y no intentar adueñarnos de todo.

 

 

El ser humano y las radiaciones

El cuerpo humano encuentra su estado óptimo de salud entre 7000 y 8500 UB. Se considera nociva para la salud toda radiación que esté por debajo de las 6000 UB.

Analicemos con lógica los datos disponibles. El cuerpo humano vibra entre 7000 y 8500 UB, y las bacterias entre 3000 y 4000 UB. El lugar donde más tiempo pasamos es en la cama. Imaginemos que en este punto la calidad biótica es de 8000 UB. Nuestras defensas se encontrarán en un nivel óptimo; por el contrario a las bacterias que constantemente nos asedian estarán más pasivas. Por el contrario, si dormimos sobre una geopatía de 5000 UB, el proceso actúa a la inversa.

 

Un fumador empedernido puede contraer un cáncer de pulmón por el deterioro que el humo hará en sus pulmones; pero si duerme en el sitio correcto sin geopatías, sus defensas evitarán en lo posible que sus células se vuelvan cancerígenas, y por tanto no desarrollará la enfermedad o tardará más tiempo en hacerlo. Si por el contrario duerme sobre una geopatía, el proceso evolutivo de su enfermedad se acelerará. Todas las enfermedades, incluso un resfriado o una gripe, las solemos coger cuando tenemos bajas las defensas, y el dormir sobre una geopatía hace que nuestro sistema inmunitario se debilite.

 

Todos nacemos con una alta sensibilidad radiestésica, la perdemos en los primeros meses o años de vida. ¿A alguien le resulta familiar encontrarse a su bebé encogido en su cuna o durmiendo cabeza abajo? Es muy probable que esté sobre una geopatía y huya de ella. Al final se acabará acostumbrado y dormirá sobre ella sin alterarse, igual que los mayores.

 

Personas que viven en fallas geopáticas aumentan la agresividad. Bebés y niños al querer huir de la zona caen de la cama, amanecen en poses raras o aparecen a menudo en el dormitorio de los padres.
Las personas que trabajan sobre franjas acusan: bajo rendimiento, falta de concentración, agotamiento y jaquecas.

 

Un Punto Estrella, una chimenea telúrica, o una línea Hartmann de 2º, 3er o 4º orden podrían hacer contraer una enfermedad grave en un periodo de 6 a 12 años como máximo, y una enfermedad degenerativa en unos años más. Hay que tener en cuenta que también intervienen otros factores: genéticos, víricos, contaminantes, intoxicantes, traumáticos, etc., que contribuyen al hecho de que a todas las personas una misma geopatía no afecte de igual manera.

Segun las investigaciones de Epifanio Alcañiz Rubio una persona que duerme sobre una geopatía puede acostumbrarse a la misma, y cuando no está sobre ella desarrolla una especie de "mono" que hace que inconscientemente la busque.

 

Las geopatías en los animales y plantas

Las zonas geopatológicas  son lugares donde la emisión de las radiaciones electromagnéticas que emanan de la Tierra pueden afectar a la salud física o psíquica de las personas. También afectan a los animales y plantas. Por el contrario proporcionan vitalidad a gran parte de los insectos (puede que a todos, ya que su nivel vibracional es más bajo que el de personas, animales y plantas). 

 

Se ha verificado que a ciertas especies de animales las radiaciones geopatógenas les resultan molestas y las esquivan, como es el caso del perro, de los ganados equino, bovino, ovino, caprinos, de las aves de corral y de pequeños roedores, estos últimos muy utilizados en estudios biológicos con ese fin.

 

Los animales no han perdido, como nosotros, la conexión con su entorno. No es de extrañar que ningún animal muriera a consecuencia del pasado tsunami en Asia, pues presintieron el peligro y huyeron antes de que comenzara.

 

Vivir en armonía con la naturaleza les permite elegir de forma natural los mejores sitios. Pero si confinamos los animales de granja en establos o cobertizos situados en zonas con geopatías pueden surgir enfermedades.

 

Aún así, tambien se da el caso de que algunos animales, prefieran las zonas con geopatías, como:
.- las abejas (una colmena situada en un nudo Hartmann produce más miel) Las abejas en libertad hacen sus colmenas sobre una geopatía. Los apicultores que sitúan sus colmenas sobre el cruce de una red telúrica consiguen un notable incremento en la producción de miel de sus colmenas, además de aumentar la población de las mismas con abejas de otras colmenas que llegan hasta allí siguiendo una de sus líneas; esto les da vitalidad y en sus salidas efectúan recorridos más largos, lo cual incrementa la recolección de polen.


.- los insectos (algunas tribus africanas encuentran agua gracias a las hormigas, ya que sus sendas suelen seguir corrientes de agua subterránea, y las lineas Hartmann). Todos los hormigueros, están situados sobre una geopatía, y el primer tramo de la senda que trazan las hormigas suele seguir una línea de las redes Hartman o Curry..
.- a los gatos tampoco les afecta la radioactividad (gatos y cucarachas fueron los únicos supervivientes del accidente de Chernobyl).

Como consejo general, elegir los lugares preferidos por los perros y evitar los que frecuentan los gatos, siempre que los animales no estén domesticados, ya que habrán perdido su instinto al respecto.

 

Las plantas, a su vez brindan un panorama informativo similar. Un árbol, proveniente de un vivero, si por desgracia se lo planta sobre una zona geopatógena, al cabo de unos años evidencia malformaciones en su crecimiento, no sobreviviendo una edad máxima de 15 a 20 años.

 

Los signos más característicos de árboles sobre zonas geopatógenas son: troncos  mellizos, reviramiento del tronco, grandes rajaduras profundas a lo largo de su corteza, tumoraciones en tronco y ramas, pérdida masiva espontánea de savia, etc. Por lo tanto también existen plantas a las cuales les afectan de forma negativa las zonas geopatógenas, como son la casi totalidad de las especies frutales, los abedules y los pinos, por nombrar algunas. Por su parte los robles, los sauces, los castaños, los helechos y los cardos crecen con mayor vigor sobre esas estas zonas patógenas.

 

Es deseable sembrar o trasplantar plantas y árboles en zonas neutras respecto a la red geomagnética. Sin embargo, algunos árboles prefieren las zonas alteradas telúricamente, siendo por ello aconsejable testar radiestésicamente el lugar adecuado para cada especie.

 

El nivel vibracional óptimo en las distintas especies, quedaría de la siguiente manera:
- las bacterias entre 3000 y 4000 UB,
- los insectos vibran entre 3500 y 4500 UB,
- los reptiles entre 4500 y 6500 UB,
- los peces entre 6000 y 7200 UB
- las aves entre 6500 y 7800 UB,
- los mamíferos entre 6000 y 8000 UB,
- las plantas entre 7000 y 7500 UB,
- los árboles entre 7000 y 7800 UB, y
- los humanos entre 7000 y 8500 UB.

 

Misterios geopatógenos
Corresponde encuadrar aquí también a las "casas embrujadas", donde comprobadamente se producen grandes acumulaciones electromagnéticas y de otro tipo, ya sea por franjas ambientales o por zonas geopatógenas o por radioactividad de los materiales de construcción y que a su vez afectan a los habitantes, especialmente a los adolescentes, provocando trastornos hormonales en éstos.

Por otro lado, se ha observado repetidamente que los objetos inanimados también son afectados de algún modo por las emisiones telúricas. Se pueden producir fallos inexplicables en aparatos electrónicos - ordenadores, fotocopiadoras, televisores, maquinaria, etc - situados en zonas alteradas telúricamente, que vuelven a funcionar milagrosamente cuando se cambian de sitio.

Otro de los misterios sin resolver para los que la Geobiología ofrece una explicación son esos tramos de carretera en los que se producen numerosos accidentes, aunque el tramo no revista ninguna peligrosidad. Lo que sucede es que el conductor se distrae momentáneamente al entrar de forma repentina en una zona geopatógena.

 

 

 

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